Torquemada, inquisidor y hereje by Manuel Barrios

Torquemada, inquisidor y hereje by Manuel Barrios

autor:Manuel Barrios [Barrios, Manuel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 2006-01-01T00:00:00+00:00


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En la Flagelación ordenada por la Ley, el reo no podía recibir más de treinta y nueve golpes («cuarenta menos uno», puntualiza la norma), y aquí surge la polémica referida al instrumento de tortura empleado por los verdugos de Jesucristo: «Y le herían (los romanos) en la cabeza y escupían en él…» (Me. XIV, 21). Sin duda el escriba de este Evangelio desconocía, o había olvidado, las exigencias de la ley romana, según la cual el reo había de ser golpeado con bastones (fustis), varas (verga) o látigos (flagelum).

A cuenta de tan variado vocabulario, las palabras (latinas) lo dicen todo y, al decirlo, se sabe que quienes se encargan de flagelar a Jesús no son los judíos, sino los romanos. ¡Cuántos siglos de cuadros, estampas y representaciones de los judíos golpeando su rostro: algo que no estaba permitido por el Procurador de Judea!…

El bastón se utilizaba para los soldados; las varas, para los ciudadanos romanos, y el látigo para los esclavos. En todo caso, el condenado a muerte en la cruz —convertido por ello en esclavo—, siempre recibía el castigo de los treinta y nueve golpes con látigos. Erraron, pues, los artistas que representaron la escena haciendo que los verdugos golpearan con varas, como erró el escriba al decir que «lo habían flagelado con cañas».

Los errores son muchos —y al afirmar esto no se implica para nada a las definiciones dogmáticas—, pero ninguno alcanza la gravedad que cuando los escribas narran cómo Jesús, tras el Prendimiento, es llevado a los distintos jueces. Lo exponemos de un modo rotundo porque los llamados evangelistas parecen de acuerdo en afirmar que Jesús es juzgado durante la noche: algo absolutamente imposible porque la Ley judía, dado que «las tinieblas enturbian la mente del hombre», dicta que no puede celebrarse la vista de una causa. Menos aún en vísperas de una fiesta religiosa como la Pascua (y así se lee en la Michná, Sanedrín, Talmud de Babilonia).



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